Hoy el silencio me despertó de madrugada.
Su luz me ha hecho levantarme con prontitud.
Ayer nuevamente nos encontramos
en el silencio.
No me canso de dar gracias.
Gracias por la aportación de cada uno.
Cada vez experimento con más fuerza que el silencio del
grupo enriquece mi silencio.
Siempre es una nueva oportunidad, un regalo de “algo”
inesperado.
Quisiera motivaros con estas letras a APOSTAR POR EL
SILENCIO.
No como fin, sino como medio que nos acerca a la
Fuente.
Quien se acerca al silencio sin sed… se siente
defraudado.
Abandonará pronto.
El silencio es para buscadores de Tesoros escondidos.
Nunca un tesoro estuvo expuesto en la superficie.
Nadie encontró la fortuna sin moverse, sin apostar,
sin abandonar lo conocido.
Los que caminaron durante días, meses y años por rutas
desconocidas,
áridas estepas, escarpadas montañas, desiertos
desolados, noches y lunas…
descubrieron un sabor del alma que no se adquiere con
dinero o con poder alguno.
Se lo regaló el camino y el caminar.
Porque tuvieron sed, apostaron, porque apostaron
perseveraron en la senda,
porque perseveraron encontraron.
“Quien busca, encuentra”.
Os animo a la perseverancia en el silencio.
No como fin, sino como medio para introducirnos en una
mayor plenitud.
Quien se acerca al silencio sin insatisfacción… no
permanece en él por mucho tiempo.
A la primera dificultad desertará del intento.
Pero quien siente la insatisfacción de la palabra
vacía, de la vida superficial, de un cristianismo a medias…
el silencio le pondrá en la ruta hacia lo infinito.
Abrirá la puerta a sentidos diferentes,
alumbrará espacios no transitados,
caldeará el corazón por contacto con el Fuego
interior.
Apostar es aventurarse con pasión y perseverancia en
algo concreto.
¿Qué estoy invirtiendo? ¿Por dónde voy caminando?
¿Tengo claro hacia donde me encamino?

