Esta es una de las consignas de Faustino,
un método del viejo Maestro de oración: ora cada hora.
Nos recuerda la exhortación de San Pablo:
"Orad sin cesar" (1 Tes 5, 17).
Os cuento una historia:
Se acercó al maestro un joven y le preguntó.
- Maestro, ¿cómo orar sin cesar?
El Maestro respondió:
- depende de la intensidad de tu deseo
El joven añadió:
- Mi deseo es seguir a Cristo, pero dime algo concreto que me pueda ayudar a mantenerme siempre en su presencia, pues son muchas las cosas que me distraen y atrapan.
El Maestro, lleno de sabiduría, dijo al joven:
-Decían los antiguos: "oración y santos deseos". Querían decir que el deseo se convertía en oración. No hay recetas para orar, pero como insistes, te diré algo que a mi mismo me ayudó desde que tenía tu misma edad.
-El joven se mostraba ansioso por escuchar esa práctica que el mismo Maestra hacía de joven-
- Ora a cada hora que dé el reloj. Espera con ansia esa cita y, en ese momento, estés haciendo lo que sea, déjalo todo, y, por un minuto, eleva tu corazón a Dios. Esa fragancia llenará del perfume de Cristo toda la hora.


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