sábado, 13 de abril de 2013

¿SE PUEDE SER CREYENTE SIN ORAR?




La fe CRECE 

con la oración



se dice en el catecismo joven; la fe está INCOMPLETA, si no se hace efectiva en el amor al prójimo (cf Youcat 21). ¿Qué hacer? 
¿Se puede ser creyente sin orar? 
Es lo mismo que decir: ¿se puede vivir sin respirar? 

Ahí va, pues, unas reflexiones para este sábado sobre la oración.
Aunque sabemos de sobra que…………..
NO HAY CAMINOS PARA LA ORACIÓN, LA ORACIÓN ES EL CAMINO.

"Acerca de la oración no me olvidaré nunca de un caso que me pasó allá en Japón. Había una muchacha joven recién convertida y yo veía que venía a mi parroquia; una parroquia tan miserable que cuando llovía no tenía yo en casa sufi­cientes baldes para las goteras que caían. Pero, en fin, en aquella iglesia yo veía que aquella muchacha se pasaba una hora, dos horas... Y un día ya me entró un poco de curiosi­dad y haciendo una cosa que en Japón no se concibe ( que un hombre le dirija la palabra a una mujer), le dije al salir, a bocajarro:
    - ¿ Vienes aquí por la capilla?.
    - Sí.
    - ¿Y tanto tiempo?
    - Sí.
    - ¿Y qué haces? ¿Rezas el rosario?
    - No.
    - ¿Lees algún libro?
    - No.
-         ¿Qué haces?
- Orar.
    - ¿Orar? ¿Y cómo oras?
    - Me voy al sagrario, me pongo delante de Jesús: Él me mira y yo le miro".

"La oración es un camino. Orar es una gran aventura y un gran misterio que todo cristiano debería vivir con inten­sidad. Orar es acercarse a Dios para entablar un diálogo amoroso. Orar es amar, reír, llorar, soñar, pero también es comprometerme, responsabilizarse, confiar, esperar...
       Orar no es pasar un rato tranquilo en que pienso en mis cosas, en mis problemas, en la gente que quiero. Tampoco es una receta contra la "depre", ni una "pastilla" que me permita dormir tranquilo. Orar no es pedirle a Dios que me dé lo que me toca de la "herencia", por ser su hijo; no es jugar con Dios a través del " si me apruebas los exámenes, te pongo dos velas"; Orar no consiste en buscarme justifica­ciones a las cosas que hago bien o mal; orar no es culpabi­lizarme de todo lo que pasa a mi alrededor.
       Orar es querer encontrarse con Dios, es vivir por los demás; orar es huir de los falsos sueños pero vivir por la utopía del Reino de Dios; orar es desear buscar dentro para sacar fuera y compar­tir con los demás; orar es inves­tigar en lo profundo de mi personalidad; orar es entregarse.
       La oración es un don y una gracia que nos concede Dios y que hay que pedir insistentemente. Por ello es tan importante la disposición interna y externa. Debemos dispo­ner toda nuestra persona para este encuentro con Dios a través de la oración. Para ello es necesario hacer como si todo dependiera de mi, pero al mismo tiempo sabiendo que todo viene de Dios.
       Os animo a que poco a poco os vayáis sumergiendo en esta estupenda aventura que supone la oración. Y os aseguro que no os arrepentiréis de haberla comenzado"  (http://www.pjcweb.org/Tematica_espiritualidad_temas.htm).

CONSEJOS DEL SABIO MAESTRO SOBRE ORACIÓN

He aquí la fórmula calasancia que aporta Faustino: "Si todo lo hicieseis por Dios, sólo por su amor, y en su presencia, y en nada faltareis en vuestras casas a la obediencia y a ninguno de otros deberes; creedme que estaréis en una oración continua, siempre hablando con Dios y Dios inclinándose siempre a vosotras; siempre mirándose en Dios y Dios mirándose y complaciéndose siempre en vosotras; viviréis como unas bienaventuradas y lo seréis desde ahora y por toda la eternidad". (Ep 30)

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